Espejito, espejito dime… ¿Quién es el más bonito?
No sólo en los cuentos de hadas o novelas de realismo mágico el mirarse al espejo suele ser una acción que genera valoraciones subjetivas.
En esa línea de pensamiento, en QPLUS creemos que no es justo para los clientes (los nuestros o cualquier persona o empresa consumidora), escuchar maravillas de un producto o servicio dicho de manera narrativa por su propio creador.
Frases como éstas, y cientos de otras similares, sólo sugieren lo que denominamos el efecto “Espejito Espejito”, que en aquel cuento arrojaba una imagen tan parcialmente auto percibida, que la distorsión con la realidad pasaba a un plano tan diferente que lindaba lo opuesto.
Una mirada hacia atrás.
Desde antes de la existencia del marketing como disciplina formal, aun antes de los libros de Michel Porter o Philipe Kotler, productos y servicios fueron descriptos a través de largas narrativas subjetivas, tendientes a convencer a un tercero necesitado de algo (una dolencia según decían desde IBM). La idea era (y aún lo es) tratar de convencer a ese tercero de adquirir aquello que se le ofrecía sin mayor precisión, o sin detalle objetivo del valor que promete agregar, sin una noción clara del retorno de la inversión.
En QPLUS, convencidos de que es necesario derribar las apreciaciones subjetivas, creamos una sección específica de “Indicadores objetivos de mejora” en donde realizaremos valoraciones objetivas sobre las ventajas que nuestro producto QPLUS QPSUITE promete entregar.
Estas publicaciones ampliarán información sobre cada uno de los Indicadores obtenidos con estadísticas recopiladas mediante el acceso a los entornos de producción de algunos clientes de QPLUS: